Mercado inmobiliario
Psicosis inmobiliaria: Reabren el debate sobre los dólares “cara chica”

En los últimos meses, un viejo debate volvió con fuerza al centro de la escena económica argentina: la aceptación o no de los dólares emitidos antes del rediseño de 1996, conocidos popularmente como "cara chica". Aunque a nivel internacional estos billetes mantienen su valor y son aceptados sin distinción, en el mercado informal argentino –y particularmente en operaciones sensibles como las inmobiliarias– el billete que circula puede marcar una diferencia.
¿Qué diferencia hay entre los dólares "cara chica" y los "cara grande"?
La distinción no es menor, aunque sí lo es desde el punto de vista técnico. Los llamados “dólares cara chica” son billetes con el rostro de figuras históricas más pequeñas y un diseño anterior al que impuso la Reserva Federal a mediados de los años 90, cuando se rediseñaron con mejoras en seguridad.
Desde entonces, los billetes pasaron a tener un rostro más grande y nuevos elementos antifalsificación, pero legalmente todos siguen siendo de curso legal en Estados Unidos.
Sin embargo, en la práctica local, los dólares de diseño antiguo suelen ser devaluados en cuevas, financieras e incluso en algunas operaciones inmobiliarias, donde se han llegado a ofrecer entre 2% y 5% menos por billetes “cara chica”.
Dólares cara chica y el impacto en el mercado inmobiliario
En un mercado donde más del 90% de las operaciones de compraventa se pactan en dólares billete, la calidad y el tipo de billete se han convertido en un tema sensible. No es extraño que, al momento de cerrar una operación, las partes revisen fajo por fajo los billetes, y que un comprador o vendedor se niegue a aceptar “cara chica”, o exija un descuento por ellos.
Fernando Belvedere, titular de EFEBE Propiedades, sostiene que en operaciones inmobiliarias, "la elección del tipo de billete puede ser un punto de fricción si no se prevé con antelación" y reconoce que en el mercado se privilegia el dólar cara grande.
"Se prefiere las series posteriores a 2009 por su mayor aceptación en bancos, casas de cambio y entre particulares", agrega Belevedere, quien subraya que si bien los cara chica siguen siendo legales, su circulación es limitada y, en algunos casos, generan reticencia o descuentos.
"En las escrituras, los escribanos no hacen distinciones, pero muchos propietarios y desarrolladores prefieren billetes nuevos o 'cara grande' porque les resulta más fácil colocarlos o reutilizarlos en futuras operaciones", comenta un operador de una inmobiliaria de zona norte. El temor de fondo es la menor liquidez de estos billetes dentro del circuito informal o en futuras transacciones.
¿Problema real o psicosis del mercado inmobiliario?
Desde el Banco Central de la República Argentina y entidades financieras han aclarado reiteradamente que no existe ninguna razón para rechazar los billetes de diseño anterior. Incluso los bancos comerciales deben aceptarlos al momento de un depósito o cambio por billetes nuevos. Pero en la práctica, la percepción manda.
"Hay un componente psicológico muy fuerte. El billete más viejo se asocia a mayor riesgo de falsificación o a que será más difícil de colocar después", dice un especialista. El resultado: operaciones inmobiliarias que se enfrían por una discusión sobre la “cara” del dólar.
¿Qué pueden hacer compradores y vendedores?
Ante este panorama, los especialistas sugieren que todo quede claro desde el inicio de la negociación. Si se va a realizar una operación inmobiliaria en dólares, es recomendable especificar si se aceptarán o no "cara chica", o pactar un criterio de canje en caso de que aparezcan en la operación.
"Mi recomendación profesional es clara: antes de cerrar una operación, acordar expresamente el tipo de billete con la parte vendedora. Esa previsión evita conflictos, agiliza el proceso y asegura una operación transparente", recomienda Fernando Belevedere.