Alcanzada por el impulso alcista del dólar, la actividad inmobiliaria comienza a ingresar en un terreno de incertidumbre y la situación podría comenzar a clarificarse en el plazo de un mes, según establecieron referentes locales. Por lo pronto, confirman que tanto la devaluación como la inflación generan una traba desde comienzos de año y mantienen expectativas de una mejora en los índices económicos para evaluar el impacto. Lejos de permanecer indemnes, las ventas se ven afectadas por la especulación en el mercado de capitales y se ven reflejadas en el valor de los inmuebles, ya que los propietarios elevan sus expectativas a la par de la moneda estadounidense.
En nuestra ciudad, Marcelo Corletto reconoció que la depreciación del peso influye en las ventas. "Se ve afectado porque tenemos un mercado que se regula por el dólar y todo lo que hace un vaivén al dólar, a cualquier actividad en general, sin dudas que se modifica y genera una crisis porque el propietario que tiene la casa en dólares tal vez entienda que ahora va a cobrar 200.000 o 300.000 pesos más y no la va a bajar".
Del mismo modo, "el que la tenía en pesos va a decir ‘si vendo ésta, no me voy a poder comprar la que quiero’ y va a aumentar el precio de la casa". Asimismo, "eso hace que al no tener una situación bastante clara del mercado, la gente que tiene un dólar guardado tampoco lo saca por temor a qué va a pasar".
En definitiva, el rematador consideró que "la situación del dólar sólo puede beneficiar a un exportador, pero después al mercado interno lo complica, lo altera. Tenemos un país donde se especula mucho y en realidad termina siendo un factor que complica a todos los rubros: el comercio, la venta de autos, el mercado inmobiliario, el transporte".
Sobre el nivel de la actividad, detalló que "el año pasado hubo una movida interesante respecto de los créditos hipotecarios. Por una disposición del gobierno para impulsarlos, la gente empezó a tener un poco más de acceso y en el promedio de la casa de entre 1.200.000 y 1.500.000 pesos se hicieron bastantes operaciones".
"No hay continuidad"
Sin embargo, "ya a partir de fin de año hasta la actualidad está bastante tranquilo. La gente que compró su casa porque sacó un crédito UVA también está complicada porque acompaña a la inflación". También, "los que estaban por sacarlo se han asustado y entonces no lo sacan". La complejidad no se agota en la postura de clientes o compradores sino que las entidades financieras también toman se resguardan, ya que "desde los bancos ponen regulaciones más difíciles para poder dar fondos; es todo una consecuencia de lo otro y no le hace bien a nadie", sintetizó Corletto.
Como una derivación de esa falta de certezas respecto de las inversiones, el escenario "está todo igual en la provincia de Buenos Aires, salvo raras excepciones está así". El profesional aclaró que no existe una parálisis sino que "sigue habiendo construcción, pero salvo esas excepciones Olavarría no deja de ser un reflejo de lo que pasa en la Provincia. Hay construcción pero no tenemos ventas normales, no es que no haya ventas", enfatizó.
En ese sentido, "al no tener un precio de referencia cierto, a veces complica porque tenés un cliente que quiere comprar la casa pero cuando vas a ver al dueño dice ‘no, en esa plata no la vendo’. Entonces el cliente que quiere comprar siente que los negocios no son transparentes; por eso está difícil hacer negocios".
En la evaluación, la actividad inmobiliaria no escapa a la generalidad y desde ese punto de vista "ahora todas las actividades están medio paradas porque el que tiene un dólar, lo guarda". Además, la regularidad no es una de las características y como consecuencia "no tenemos un mercado con permanente movimiento. Es cíclico pero no es que cada dos años pasa algo sino que puede haber una temporada de seis meses que no se vende nada y por ahí después vienen cuatro o cinco meses que se empieza a mover el mercado pero al tiempo se corta: no hay una continuidad; eso no pasa en la Argentina desde hace muchos años", consideró el martillero.
"Todo muy reciente"
Por su parte, Juan Carlos Notararigo optó por guardar mesura y señaló que para una evaluación acertada falta un tiempo prudente. "Simplemente por ahora no podemos decir nada, esto es todo muy reciente, es decir que lo que pueda llegar a afectar lo vamos a ver recién dentro de 20 a 30 días, pero en este momento (no afecta) nada en absoluto. En cuanto al dólar, hay que esperar a ver qué pasa, qué es lo que sucede", reiteró.
Al analizar el ritmo de la actividad, señaló que no existen mayores contratiempos. "Sin los momentos de euforia pero la actividad se está desarrollando, no es que esto se haya frenado o que haya un quedo". En ese punto, realizó una análisis de la actualidad y propuso quitarle dramatismo. "Aparentemente estamos viviendo un momento donde todo el mundo se queja, todos lloran, pero me parece que hay que mirarlo con un poco más de optimismo y no tirar todas pálidas".
Respecto de la operatoria hipotecaria generada a partir de los créditos UVA, el martillero manifestó sus recaudos porque derivado del alza del dólar, "la persona que va a sacar un crédito ahora puede llegar a tener ciertos temores pero hay distintas variables para ir acomodando los créditos. No es tan alarmante como se dice; hay que escuchar bien las campanas oficiales y de la oposición", especificó Notararigo. "Creo que hay distintas variables para ir manejando el ajuste de los créditos, que no van a repercutir en forma negativa para el que ya tiene la casa adquirida".
BUENOS AIRES.- Otra vez los problemas. Alcanzada por el impulso alcista del dólar, la actividad inmobiliaria comienza a ingresar en un terreno de incertidumbre y la situación podría comenzar a clarificarse en el plazo de un mes, tras la disparada del dólar.
La crisis cambiaria y el dólar hizo y hace que las ventas se vean afectadas por la especulación en el mercado de capitales y se refleje en el valor de los inmuebles, ya que los propietarios elevan sus expectativas a la par de la moneda estadounidense.
En este rubro, la depreciación del peso influye en las ventas ya que en un mercado que se regula por el dólar y todo lo que hace esta moneda, a cualquier actividad en general, genera una crisis porque el propietario que tiene la casa en dólares tal vez entienda que ahora va a cobrar 200.000 o 300.000 pesos más y no la va a bajar.
Del otro lado del mostrador, lo mismo, porque quien tiene que vender su casa para comprar otra, ahora deberá reevaluar costos ya que no le alcanzará por la diferencia intempestiva del dólar.
Sobre el nivel de la actividad, desde el año pasado los créditos hipotecarios revalorizaron la actividad y por una disposición del gobierno para impulsarlos, la gente empezó a tener un poco más de acceso.
Sin embargo, ya a partir de fin de año hasta la actualidad el mercado volvió a mostrar signos de paralización. La gente que compró su casa porque sacó un crédito UVA también siente los efectos de la inflación, y quienes están por hacerlo prefieren esperar un tiempo antes de cometer un error.
En la evaluación, la actividad inmobiliaria no escapa a la generalidad y desde ese punto de vista casi todas las actividades del país están en espera. Los especialistas creen que en un mes, con un escenario más normalizado y previsible, todo se reactivará.
Mientras tanto, una vez más, a sentarse, tomar un respiro y evitar el ACV.
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