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Obras y Proyectos

El gobierno busca que la obra pública se reactive cuanto antes

31/01/2017 - Luego de un 2016 con bajos niveles de inversión en infraestructura, el gobierno apunta a mejorar esta performance en el 2017.

ARGENTINA.- Tras un año con problemas de gestión y bajos niveles de inversión en infraestructura, el Gobierno decidió acelerar el proceso. Se espera un boom de proyectos, con un tercio de las licitaciones concentrado en la provincia de Buenos Aires.  Macri confía en el poder "keynesiano" de esta estrategia.

Macri nunca dejó claro, al autoevaluarse con un 8, cuáles eran las principales asignaturas pendientes que le impedían calificarse mejor. Pero puertas adentro del Gobierno, todos saben que si había un tema que causaba irritación fue la lentitud con la que se procesó la obra pública.

Para un equipo desesperado por la aparición de "brotes verdes" y por la falta de percepción de un punto de inflexión en la economía, mantener un ritmo lento en este tipo de proyectos de gran envergadura parecía un "lujo" inadmisible.

Es por eso que en este 2017 con cambios de figuras y de estrategia, el tema no sólo pasó a ocupar un lugar central en la agenda del macrismo, sino que está bajo la supervisión directa de las principales figuras del equipo gubernamental, como el ministro del Interior, Rogelio Frigerio.

Macri ordenó a sus funcionarios que levanten el perfil y, ahora sí, mostrar todos los datos positivos de la economía.

En cada reunión con los ministros, reclamó más gestión. Con el arranque de un año en clave electoral, el jefe de Estado sabe que ya está en plena etapa de descuento: lo que dicte la economía será trascendente en el resultado de los comicios de medio término.

Por su poder "keynesiano" que hace que se genere empleo y que funcione como "locomotora" de otros sectores, la obra pública está llamada a ocupar un rol central justo en el año en el que se pronunciarán las urnas.

Punto de partida

El cambio de estrategia se empezó a notar las últimas semanas, tanto que ya es récord la cantidad de proyectos licitados en todo el país.

Sólo durante diciembre hubo 381 licitaciones. Se trata del mayor registro del año pasado, que terminó con un promedio de 20 licitaciones por día, por un monto global de $23.500 millones.

De acuerdo con un detallado relevamiento realizado por la consultora C&T Asesores Económicos, a lo largo del año pasado se licitaron obras por $173.500 millones, unos u$s10.700 millones, al tipo de cambio actual.

Y, en enero se mantuvo la tendencia. "Hay que tomar estos datos como un buen anticipo de la actividad de la construcción, publicó el portal iProfesional.

El récord de licitaciones de diciembre anticipa que entre dos a seis meses se iniciarán las obras. Tendremos un repunte fuerte a partir del segundo trimestre del año", aventura Ricardo Castiglioni, director de la consultora y responsable del relevamiento.

El "empuje findeañero" viene a compensar la notable caída que la obra pública había mostrado hasta el tercer trimestre del año pasado.

En su momento, iProfesional había revelado que, tras convertirse en la única esperanza para lograr la demorada reactivación, no sólo no estaba cumpliendo su rol de locomotora, sino que los proyectos estatales mostraban un retroceso del 35% interanual, en términos reales.

La realización de obras fue frenada durante largos meses de la gestión macrista, con el lógico argumento de que los funcionarios aprovecharon para realizar los balances de cualquier nueva administración.

Más aún, cuando una porción importante de las iniciativas encaradas por el kirchnerismo habrían sido -según consignan las denuncias presentadas- apuntadas como "caños maestros" para desviar dinero de la corrupción.

La otra "falla" tuvo que ver con directamente con la resistencia que algunos funcionarios de línea ponen a la hora de firmar las resoluciones para que se ejecuten los fondos. Es como si se hablara del "lado B" de las denuncias de corrupción. "Nadie quería poner el gancho", refieren los funcionarios.

Pero esos días parecen haber quedado atrás. A esta altura nadie niega la influencia que la obra pública tiene sobre la imagen de todo gobierno y, en consecuencia, en sus chances electorales.

Además del impacto inmediato en el empleo, lo que la población aprecia de los proyectos ambiciosos es que la mejora de infraestructura queda en el futuro y que benefician la calidad de vida de cientos de miles de personas. La repetida tragedia de las inundaciones es ilustrativa al respecto.

Concretamente, los primeros resultados se pueden apreciar en la incorporación de cloacas, el tendido de redes de agua potable y de plantas potabilizadoras realizadas en el Conurbano bonaerense por la empresa estatal Aysa, así como por la compañía Enohsa en los distritos del interior.

"En el caso de Aysa, las inversiones treparon a los $25.000 millones. Son proyectos que se verán en poco tiempo", señala Castiglioni.

La locomotora

Lo cierto es que, por primera vez desde que asumió, Macri puede verificar en la realidad lo que vino pregonando en sus discursos, todos estos meses: que la obra pública va a transformarse en la locomotora del crecimiento económico.

Algunos economistas, como Pablo Goldín, de la consultora MacroView, sostienen que esas inversiones estatales no determinan la suerte de la macroeconomía, ya que inciden en sólo 2 puntos del PIB. ´

Sin embargo, no son pocos los economistas que argumentan su influencia en las decisiones de inversión que puede tomar el sector privado. Así como de los efectos de estos proyectos en la dinámica de la economía en general.

"Si bien la construcción en 2016 registró una contracción superior al 10%, para 2017 se espera una fuerte recuperación, teniendo en cuenta que en promedio, la obra pública representa cerca del 50% de la actividad de las empresas del sector", destaca el informe de C&T Asesores Económicos.

Precisamente, muchos de los proyectos encarados tienen que ver con la infraestructura, que -más temprano que tarde- beneficiarán al sector privado.

Para los funcionarios, pueden ser determinantes a la hora de decidir una inversión. A eso apuesta la Casa Rosada, además del lógico empuje de corto plazo que generarán.

Por ejemplo: la principal obra licitada el año pasado, y que está a punto de comenzar, fue la construcción de la autopista de la Ruta Nacional 19, entre San Francisco y Río Primero, en la provincia de Córdoba. Totalizó $6.944 millones. Se trata de una autovía de unos 156 kilómetros.

Lo que se vio en esa licitación fue clave para comprender lo ocurrido en los últimos meses: se presentaron 34 empresas con 63 ofertas, un número "sin precedentes" en Vialidad Nacional y que permitirá al Estado un ahorro de unos $1.900 millones.

"Este ahorro es generalizado en las licitaciones de los distintos organismos del Estado", reconoce el economista Castiglioni.

Algo similar ocurrió en la Ruta 3, en la unión entre las provincias de Santa Cruz y Chubut, en el tramo Rada Tilly. Una iniciativa presupuestada en $555 millones terminó adjudicándose $100 millones abajo, un ahorro del 18%.

Hay tres claves para tener en cuenta a la hora de explicar los motivos por los que las obras cuesten menos ahora que cuando fueron presupuestadas, muchas de ellas en el anterior administración:

● Los planes financiados por el Gobierno nacional resultaron más baratas, producto de la mayor competencia, tal como se vio en el caso de la autopista cordobesa. Como contrapartida, la obra pública encarada por el gobierno kirchnerista tenía beneficiarios casi exclusivos. El caso de Lázaro Báez fue el emblemático.

● También influyó que los empresarios tuvieran mejores perspectivas de cobro (60 días contra 180 días o más durante la época kirchnerista)

● Una mayor transparencia. Algo difícil de probar pero que admiten casi al unísono desde las compañías constructoras.

Durante el año pasado, la cantidad de proyectos fueron elevándose progresivamente. Aunque recién tomaron velocidad una vez superada la barrera del primer semestre. En tanto, el nivel de adjudicaciones recién arrancó hacia el último cuatrimestre.

Durante diciembre se iniciaron al menos dos obras por día tras el parate. Un freno que viene desde la última parte del gobierno de Cristina Kirchner. Para tener una idea: en los cuatro meses que van desde septiembre a diciembre de 2015 apenas se habían adjudicado diez.

En el ranking de obras licitadas el año pasado y que arrancarán antes de que termine el verano figuran, además:

● La ejecución del proyecto Aysa Emisario Berazategui, por $3.977 millones.

● Río subterráneo en Lomas de Zamora (también de Aysa), por $3.957 millones.

● Colectores y planta depuradora de líquidos cloacales, en la provincia de Córdoba, por $3.206 millones.

● La ampliación de la capacidad potabilizadora del Establecimiento General Belgrano (Aysa), por $3.190 millones.

● La rehabilitación y el mantenimiento vial de aceras y de la red pluvial en la Ciudad de Buenos Aires, por $2.745 millones.

Proyectos por provincias

● La provincia de Buenos Aires lideró el ranking con 104 obras en diciembre, esto es un tercio de las licitadas en el mes, ratio similar al del promedio del año.

● En segundo lugar volvió a ubicarse la Ciudad de Buenos Aires, pero con un fuerte aumento en el número de iniciativas, que prácticamente se duplicó respecto a los llamados de los meses previos, y alcanzó en diciembre las 68.

● En diciembre también se destacaron: los llamados a licitación de obras en Santa Fe (51), así como la performance de las provincias de Córdoba (24), Jujuy (22), Mendoza (21) y Santiago del Estero (19), en virtud de lo cual estas provincias se ubicaron entre los puestos 2 al 7 en el ranking de participación a nivel provincial.

En las próximas semanas, Mauricio Macri volverá a levantar el perfil con los proyectos que ya están en marcha, y también con aquellos que vayan inaugurándose.

Se sabe, el calendario electoral apremia y -a falta de la motivación del sector privado-, al final fue el Estado nacional el que tomó la delantera de las inversiones.

Alguien podría simplificar: se trata de keynesianismo puro de parte del gobierno presuntamente "liberal".

 



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