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Investigadora presenta ladrillo biológico hecho ¡con orina humana!
MUNDO.- Hace algunos años en los Estados Unidos, los investigadores estaban buscando maneras de aplicar sustancias a base de orina sintética en la fabricación de materiales de construcción.
Hace miles y miles de kilómetros de allí, en la Universidad de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, la investigadora Suzanne Lambert acaba de presentar una investigación muy parecida, en la que descubrió un proceso de desperdicio cero para producir ladrillos a base de orina humana.
Según el portal chileno Plataforma Arquitectura, el proceso de fabricación del ladrillo es muy parecido al proceso natural de formación de las conchas. Durante este proceso químico, donde hay la precipitación de carbonato microbiano, la arena suelta es colonizada por bacterias.
Estas bacterias acaban por producir un cierto tipo de enzima, la ureasa, que puede romper la molécula de la urea, un compuesto creado en el hígado que combina moléculas de amonio con moléculas de dióxido de carbono, resultando en la orina y de quiebra el carbonato de calcio como subproducto de este proceso. Esta reacción química endurece la arena y, a través del molde creado por Lambert, es posible producir un ladrillo.
En una época en que las prácticas de construcción sostenibles y ambientalmente correctas son esenciales para la arquitectura, los materiales de construcción, como el bio-brick, presentan nuevas oportunidades para el futuro, sustituyendo los tradicionales elementos constructivos por otros más conscientes y menos agresivos al mismo tiempo medio ambiente.
A diferencia de la producción de ladrillos comunes, donde es necesario un horno que alcance temperaturas de hasta 1400 grados Celsius, produciendo una enorme cantidad de dióxido de carbono, el bio-brick se produce a temperatura ambiente, pudiendo ser modulado de las más variadas formas.
Al respecto, Dyllon Randall comentó:
“Si el cliente desea un ladrillo más resistente que el estándar normal del 40% de cal, es posible aumentar la resistencia del material simplemente dejándolo crecer por más tiempo. Cuanto más tiempo dejamos las bacterias produciendo el compuesto, más resistente será el producto final. Y aún podemos optimizar este proceso”
Lo más interesante de este proceso es que no genera ningún tipo de residuo, aunque sobre algunos subproductos durante la fabricación como el nitrógeno y el potasio. Además, el 97% del fósforo de la orina se convierte en fosfato de calcio.
Pero de todos modos, los tres subproductos pueden ser reciclados y reaprovechados para la producción de fertilizantes, retornando a la naturaleza.