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Cinco juguetes para enseñar ingeniería a los niños
BUENOS AIRES.- Lego es la empresa de juguetes de muñecos y piezas en miniatura más grande y exitosa del mundo.
Sus ladrillos de plástico son empleados por niños de todos los rincones del planeta desde hace casi 80 años para dar vida a todo tipo de creativas construcciones, desde ciudades enteras hasta estaciones de tren.
Pero la compañía danesa no es la única que se propuso enseñar a los más pequeños nociones básicas de ingeniería.
De hecho, existe toda una gama de productos que desarrollan el llamado aprendizaje STEM, por las siglas correspondientes a Science, Technology, Engineering and Mathematics (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).
1. Kano: un juguete para crear tu computadora
La idea detrás de este proyecto educativo -que nació en 2013 en el sitio web de financiación en masa Kickstarter- es que los niños fabriquen su propia computadora, usando una mini PC Raspberry Pi. En su página web -donde venden sus productos- sus creadores aseguran que no se requieren conocimientos técnicos. Su lema: "Construye tu computadora como si se tratara de un Lego".
2. Cubetto: un robot de madera para aprender a programar
Filippo Yacob, el director ejecutivo de la juguetera Primo Toys, arrancó su empresa el día que nació su hijo, el 20 de noviembre de 2013. "Cuando descubrí que iba a ser papá, empecé a pensar en las cosas que quería que mi hijo aprendiera", le dijo al diario estadounidense The New York Times. Y una de ellas era la programación.
Ese mismo año desarrollo el primer prototipo de Cubetto, un robot de madera para niños de al menos 3 años que enseña los fundamentos sobre cómo programar a través de un panel de mando y fichas de colores.
3. GoldieBlox: de princesas a ingenieras
Esta compañía fue creada con el propósito de diseñar juegos de construcción especialmente pensados para niñas. Se lanzó en el año 2012 y fue fundada por Debbie Sterling, una ingeniera mecánica estadounidense que se formó en la Universidad de Stanford, EE.UU. Sterling pensó en el proyecto al ver que en las clases había muchos más hombres que mujeres y al percatarse de que apenas el 14% de los ingenieros son hombres.
Investigando el asunto, descubrió que las niñas empiezan a perder interés en las matemáticas en torno a los 8 años.