BUENOS AIRES.- Es como todo. Con el avance de la tecnología, todo es cuestión de tiempo. Y como toda revolución tecnológica hay ganadores y perdedores. Existen puestos de trabajo que van a quedar obsoletos, mientras que otros tanto serán muy calificados aunque aún ni siquiera se conocen. La innovación, la rapidez y la competencia obligan a reinventarse continuamente, ofreciendo al cliente el mejor y más eficaz producto, que a su vez debe estar a la vanguardia en el mercado.
El mundo de la construcción no se mantiene al margen de este fenómeno y de hecho se trata de uno de los sectores que más trabajadores demandan en todos los países del mundo. Toda vez que la burbuja inmobiliaria parece ser cosa del pasado, erigir viviendas e infraestructuras se ha convertido de nuevo en una obligación tanto para el sector privado como para los organismos públicos. Por ello, contar con los mejores recursos, trabajar a buen ritmo y ofrecer resultados óptimos son factores que ninguna empresa constructora puede pasar por alto.
En este contexto, el mundo de la informática y de la impresión 3D ha irrumpido en el campo de la construcción con fuerza, y viene para quedarse. Si hasta ahora estos procedimientos se usaban para fabricar casi todo tipos de productos, desde muñecos hasta piezas de ordenadores, ahora la tecnología ha ido un paso más allá y se ve capaz de construir también viviendas de todo tipo. Y esto, sin duda, va a afectar a las plantas de concreto tradicionales, algunas de las cuales podemos ver en esta empresa de plantas de concreto.
Y es que estas innovaciones construirían viviendas e incluso urbanizaciones de forma mucho más rápida y con materiales de menor coste. Están pensadas para sustituir las viviendas de barrios pobres, las cuales casi siempre están expuestas a incendios u otros desastres. Las chabolas, las favelas o las viviendas de protección oficial de barrios conflictivos podrían ser renovadas de forma segura y dinámica. Estos proyectos, no obstante, aun son castillos en el aire y tan solo se han realizado algunas pruebas con impresoras de gran tamaño, que estarían preparadas para producir viviendas exactamente iguales, imitando la producción en serie de cualquier fábrica actual.
Ante este panorama, las plantas de concreto deben reaccionar para no quedarse atrás en un proyecto que, aunque todavía es humo, puede convertirse en una muy buena idea de cara al futuro. Los nuevos materiales que se barajan para imprimir viviendas en 3D cuentan con el hándicap de que ser mucho más vulnerables que el hormigón, y esto es algo que la industria debe defender y priorizar, buscando también el modo de aplicar estar nuevas tecnologías a las multitud de plantas de concreto que podemos encontrar por el mundo entero. La empresa que se adelante a los acontecimientos, que sea capaz de ver lo que está por venir y que actúe con premura en esa dirección, podría liderar el mundo de la construcción en lo que resta de siglo. Por ello, la innovación es un sector cada vez más valorado y subvencionado en las grandes multinacionales del sector.
El mundo de la construcción no se mantiene al margen de este fenómeno y de hecho se trata de uno de los sectores que más trabajadores demandan en todos los países del mundo. Incluso, pese a toda burbuja inmobiliaria, desarrollar viviendas e infraestructuras se ha convertido de nuevo en una obligación tanto para el sector privado como para los organismos públicos, por ello el mercado sigue siendo tan dinámico.
En este contexto, el mundo de la informática y de la impresión 3D ha irrumpido en el campo de la construcción con fuerza, y viene para quedarse. Hasta estos tiempos, la impresión 3D se basó en elementos más pequeños, pero llegó el momento de darle impacto a un invento: ser capaz de construir también viviendas de todo tipo.
Gracias a esta innovación, es un hecho que se construirían viviendas e incluso urbanizaciones de forma mucho más rápida y con materiales de menor costo. Además, la tendencia apunta inicialmente a sustituir las viviendas de barrios pobres, las cuales casi siempre están expuestas a incendios u otros desastres, por las construidas en seria en impresión 3D.
Ante este panorama, las plantas de concreto deben reaccionar para no quedarse atrás en un proyecto que, aunque todavía es más futuro que presente, puede convertirse en una muy buena idea de cara a los próximos años que, sin una reformulación de la industria y sus principales jugadores, habrá una disrupción tan grande que se producirán conflictos a mayor escala, pero similares a los reclamos contra Uber.
Ojo: la empresa que se adelante a los acontecimientos, que sea capaz de ver lo que está por venir y que actúe con premura en esa dirección, podría liderar el mundo de la construcción en lo que resta de siglo. Por ello, la innovación es un sector cada vez más valorado y subvencionado en las grandes multinacionales del sector.
Aunque, se presume, a los muchachos de la UOCRA esta idea mucho no les debe de simpatizar.
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