Bariloche tiene un déficit de habitacional de 10000 viviendas

ARGENTINA.- Los planes de construcción de viviendas sociales, los loteos promovidos desde el Estado y el magro aporte del mercado inmobiliario privado están lejos de cubrir la demanda habitacional de esa ciudad, que ya acumula un déficit cercano a las 10.000 unidades, según revela un trabajo académico elaborado por la Universidad Nacional de Río Negro.

Ese faltante de viviendas deriva de modo inevitable en crecientes niveles de “hacinamiento” y también en las tomas de tierra, que hoy agrupan a unos 3.500 hogares.

Los datos constan en un informe elaborado del Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Territorio, Economía y Sociedad, de la UNRN, al que tuvo acceso este diario.

Según el texto, el modelo actual de desarrollo urbano de Bariloche “no es sustentable”, porque la tierra de expansión es cada vez más escasa y obliga a promover “formas más densas de utilización del suelo”.

Señala también que debido a la incapacidad del Estado para generar un mayor número de soluciones habitacionales y para “cerrar la brecha” entre los ingresos de la población y el costo de las viviendas, muchas familias resuelven su necesidad a través de la “producción popular de hábitat”, bajo la forma de cooperativas, proyectos de autoconstrucción y también la toma colectiva de tierras.

El elocuente título del estudio es “Demanda habitacional y producción de Hábitat en Bariloche: una manta que queda muy corta” y lo firman Tomás Guevara y Jorge Paolinelli.

Incluyen allí algunos datos lapidarios sobre el imparable crecimiento de la demanda habitacional, que ninguna política pública alcanza a contener. Según proyecciones realizadas a partir del último censo, en Bariloche se crean anualmente alrededor de 800 hogares nuevos, que se incorporan al universo de demanda.

Pero desde 2001 hasta hoy el IPPV lleva construidas en Bariloche apenas 3.200 viviendas y el municipio produjo 2.400 lotes sociales. Sumados dan 5.600 soluciones habitacionales (menos de 380 por año en promedio). Con esos números el Estado está lejos de absorber la demanda nueva y más lejos aún de reducir el déficit acumulado, que ronda las 10.000 viviendas, según subrayó el Cietes-UNRN.

Guevara dijo que el aporte del “mercado” para completar ese faltante “es muy marginal” y que una opción viable sería “priorizar la producción popular de hábitat”. Reconoció que algunas experiencias recientes en ese sentido, como los proyectos Valle Azul, Rucas del Sur y Consorcio San Juan terminaron mal por “desmanejos, estafas y gestiones poco transparentes”.

El Cietes observó que un plan serio debería apunar a bajar la demanda latente de 10.000 viviendas a razón de 1.000 por año, lo cual obligaría a producir 1.800 soluciones habitacionales cada 12 meses, para evitar una nueva acumulación.

De otro modo, reconocen que será inevitable la repetición periódica de las tomas de tierra y un mayor hacinamiento (cohabitación de más de 2 personas por ambiente), al que definen como “déficit invisible”, ya que se da en viviendas que no son irrecuperables.

El trabajo de Guevara y Paolinelli señala la necesidad de “un cambio de modelo” de desarrollo urbano. “Es necesario reflexionar a la luz de estos números y procesos para debatir a fondo cómo reorientamos los esfuerzos de nuestra sociedad para que la población, sobre todo los sectores populares, no tengan que pagar con la precarización de sus condiciones de vida el acceso al hábitat”, señalaron los especialistas.