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Vecinos y expertos preocupados por la construcción de la autopista ribereña
ARGENTINA.- Todos están de
acuerdo en que el norte y el sur del conurbano bonaerense deben tener una
conexión que no implique cruzar la ciudad de Buenos Aires. La autopista ribereña es una deuda de más
de 40 años que la actual administración prometió hacer realidad con un proyecto mixto, de vías rápidas para
autos particulares, y un túnel y una trinchera para camiones y ómnibus de 6,7
kilómetros. Se trata de la obra de
infraestructura más importante del área metropolitana.
Sin embargo, algunos expertos
advierten sobre los riesgos que pueden representar los trabajos, mientras que
los vecinos de Puerto Madero se preguntan cómo los afectará. En el gobierno
porteño sostienen que cada movimiento será evaluado al realizar la obra, que
costarán 650 millones de dólares.
Carlos Lebrero, arquitecto
director de la Maestría en Gestión Ambiental Metropolitana de la UBA, indicó
que "el proyecto se ve agradable, pero hay algunas cuestiones que
inquietan: la calidad de suelos de ese sector, que es un relleno ganado al río;
la conexión cloacal y pluvial unificada en el área central y su descarga en el
dique de Puerto Nuevo; va por tres conductos que se denomina el triducto, hecho
en ladrillo con un alto grado de fragilidad. Y me pregunto, además, dónde se va
a disponer todo lo que se excave, porque hay que atender que se trata de tierra
contaminada".
El Ministro de Desarrollo Urbano
y Transporte de la Ciudad, Franco Moccia, respondió que el proyecto del Paseo
del Bajo surgió de haber analizado 27 alternativas que se presentaron desde
1965. "De esos proyectos se hizo una preselección de cinco, y uno resultó
como el más beneficioso. Se unirá el Sur y el Norte a través de una autopista
para el tránsito pesado entre las avenidas Huergo y Moreau de Justo", dijo
Moccia.
Respecto del triducto y biducto,
la semana pasada el gobierno introdujo un cambio en el proyecto. "Para
reducir costos y tiempos en este tramo de la obra en la zona de Dársena Norte,
se decidió pasar el eje vial de camiones y buses por sobre el triducto y
biducto, generando un falso túnel que permitirá dejar bajo una nueva cubierta
el Paseo del Bajo", indicó Moccia. La tierra que se quite se usará para
rellenar la Dársena F del puerto.
Inés Schmidt, docente e
investigadora de la UBA, realizó un análisis del plan junto a su colega Julián
Cheula. Según ellos, debería haber una discusión más profunda. "El
proyecto denominado Paseo del Bajo cumple una premisa del ordenamiento del
tránsito, la de separar la circulación del transporte pesado de la circulación
de las personas. Es un proyecto vial ligado a un proyecto inmobiliario,
teniendo en cuenta que se mencionan 9 hectáreas de tierras ferroviarias que
cambiarían su uso. Esto merece un planteo más amplio y su discusión",
sostuvieron ambos.
"En el área, se localizan numerosos equipamientos (estacionamientos, la Comisaría Nº 22, el Edificio Guardacostas, el ITBA y las terminales de combis). A menos que se prevea la relocalización total o parcial, la presencia de estos edificios limita las posibilidades de crear nuevos parques. La traza del proyecto se superpone en algunos sectores con una línea ferroviaria que puede ser utilizada para la vinculación de ramales Norte-Sur; es necesario plantear el interrogante: ¿este proyecto implica abandonar la posibilidad de interconexión ferroviaria?", se preguntaron los especialistas.
Moccia asegura que no. "Ni
el edificio de la Prefectura, ni el ITBA, ni la estación de combis, ni todos
los estacionamientos que se encuentran en la zona van a ser afectados por el
proyecto, y únicamente se requerirán algunas relocalizaciones menores hacia el
Sur. Los parques serán creados a lo largo de la traza sobre la autopista de
tránsito pesado, y en forma de parques lineales al costado de las avenidas
Huergo-Madero y Moreau de Justo. La vía será relocalizada permaneciendo en todo
momento operativa. La obra no afectará el funcionamiento de esta línea
ferroviaria", dice el funcionario.
El urbanista del Instituto por la
Ciudad en Movimiento, Andrés Borthagaray, observa la gran circulación de
camiones (unos 10.000 por día) que se dirigen al puerto porteño.
"El Metrobus de la avenida 9
de Julio fue una opción mucho mejor -y mucho más económica - que los túneles
viales. Terminó siendo una opción superadora en cuanto a lo social y al medioambiente.
Si queda una objeción de la calidad
urbana se puede corregir. La inversión aquí es muy alta y compite con
prioridades en otras áreas de gobierno. Es clave el acceso del ferrocarril y la
articulación con una política portuaria, como en el caso de Rotterdam", ejemplificó
Borthagaray.
Según los cálculos oficiales, en
julio próximo se abrirá la licitación del Paseo del Bajo, y la adjudicación
está prevista para noviembre. Su inauguración está prevista para el primer
semestre de 2019.